Historia y legado de la Cultura Cañari
La tierra de los cañari es un hermoso espacio enclavado en el
corazón de los Andes, donde las historias de nuestros ancestros
resuenan en el eco de las montañas, de los ríos andinos y de los
altos y azules cielos. Su rica herencia cultural, su profundo vínculo con la Pachamama con un evidente enfoque de sostenibilidad que honra la tierra y sus ciclos, alimentan su cosmovisión y
han impregnado la historia del Ecuador conformando un indiscutible y valioso legado para las generaciones pasadas, actuales
y futuras; legado en el cual, la espiritualidad y la cotidianidad se
unen en una hermosa urdimbre.
Una revisión profunda de la historia del pueblo cañari, como
la que aquí se presenta, lleva a advertir la conjugación de elementos culturales traídos desde otras latitudes, con los autóctonos, en una suerte de intento (fructífero por demás) por evitar la
dominación. Evidentemente, esta situación nos ubica en un sincretismo, identificado por muchos investigadores, que integra
aspectos, tanto desde la cultura inca como de la cultura europea.
Uno de los muchos ejemplos se evidencia en la Mama Danza
Cañari donde la presencia de elementos andinos ancestrales y
católicos de la época colonial, ponen de manifiesto las estrategias de salvaguarda de lo propio, que se tejen en la vida diaria.
Hablar del origen de los cañaris nos lleva, indiscutiblemente,
a la leyenda de las guacamayas, símbolo de conexión entre las
deidades y los humanos, tratada de forma idónea en este libro,
advirtiendo sus múltiples interrelaciones y resaltando algunos
aspectos que pudieran permanecer en la opacidad de una simplista visión folclórica. He allí una de las contribuciones fundamentales de esta obra: rescatar el valor de la “filosofía natural”,
representando su origen a través de una leyenda de profundas
enseñanzas, con alcance propio, evidenciando un desarrollo
cultural-espiritual inacabablemente complejo. Su historia nos
obliga a reflexionar sobre nuestra propia historia y mantenerla
en la memoria colectiva.
Por otra parte, la existencia del dios Viracocha (Wiracocha)
y la Leoquina, asociados al origen y ordenamiento de la vida;
los conceptos de tiempo y movimiento, vinculados a los ciclos
de la tierra; así como los Raymis… nos llevan a reflexionar sobre nuestra conexión con la Madre Tierra, con el dios Sol, las
montañas, el agua en tanto ser vivo y, por supuesto, con los ciclos de siembra y cosecha, como aspectos fundamentales de
la vida. Para cualquiera que haya conocido esta cultura no le
será posible dejar de sentir-vivir esta conexión esencial en cuya
esencia se encuentran los principios de reciprocidad y complementariedad.
La construcción de este libro no se realiza solo desde la visión cientificista, sino que se apoya en relatos, testimonios que
representan la voz de quienes se han ocupado de mantener viva
la cultura a través del tiempo. Esta es una forma de honrar la
memoria y el trabajo de los verdaderos actores dedicados a conservar su propia identidad, a la vez que la conjuga con hechos
reseñados por los historiadores. Esto le otorga al presente trabajo una singularidad sustentada en latidos de la propia realidad.
Finalmente, quisiera invitar al lector para que, con la mente
abierta y el corazón distendido, se adentre en las páginas de esta
obra, allí podrá recrearse con la historia de este noble pueblo,
su cultura y tradiciones. Es un viaje colorido a través del tiempo
que, en un mundo que a veces olvida sus raíces, nos impregna
de un sentido de respeto renovado y profundo, una admiración
por la diversidad y la posibilidad cierta de reconocernos en todos y cada uno de sus momentos, como seres humanos conectados con la naturaleza y con lo divino.