Exuvia
Las letras de David son como un cuentagotas que anuncia la muerte y esta cae en líquido lento y
desdoblado, arde en ellas el deseo y la tranquilidad del aniquilamiento, la sensación de finales no
escritos, pero dibujados, la muerte en rebeldía y a la espera. A la espera de devorarnos o de que la
devoremos viva para desaparecer.
En sus versos reside la naturaleza y la tempestad, las ansias de transformación humana, no
humana, animal y de humanos animales. También hay principios de ternura, intimidad, calor y
gozo, hambre de sensualidad, afectos y de amor. De un amor que es promesa, de otro que se
desmaya y amortigua; y de uno que nunca es.
Estos poemas evocan un diálogo con otro, que al final es un diálogo reflexivo con uno mismo y que
nos recuerda que hay cosas insoportables como el verano o como el tiempo que pasa sin que
podamos asirlo ni romperlo, hasta que él nos rompe.
Andrea Almeida Guerrero