Antropofagia
Cuerpo devorado por su propia historia
Hay cuerpos que no enferman, sino que revelan. Males que se incuban en el alma —silenciosos, antiguos— como ecos que atraviesan generaciones. Y bajo la piel, aquello toma forma: memorias no dichas, culpas heredadas, palabras que jamás encontraron salida. Cada dolencia es un lenguaje secreto, un conjuro ancestral que la sangre repite sin saberlo. En estos relatos, el cuerpo es el escenario donde se manifiesta lo profundo: la historia que arde sin llama, el dolor enraizado en lo más hondo. Enfermedad que emerge devorándolo todo, hasta que no queda nada. Ni cuerpo, ni espíritu. Solo la cicatriz, susurrada a manera de historia.