Reseña

La educación emocional se ha convertido, en las últimas décadas, en una prioridad dentro de los sistemas educativos que aspiran a formar seres humanos integrales. En un contexto social caracterizado por el estrés, la violencia, la hiperconectividad y la pérdida de vínculos profundos, resulta urgente replantear la función de la escuela, no solo como transmisora de contenidos, sino como espacio protector que contribuya al bienestar emocional desde la infancia. Este libro surge de la necesidad de poner en el centro de la acción pedagógica la dimensión emocional, partiendo del reconocimiento de que aprender no es un proceso puramente cognitivo, sino una experiencia atravesada por emociones, afectos, vínculos y estados internos. La escuela, como segundo entorno de socialización más importante después del hogar, tiene la responsabilidad de convertirse en un espacio donde las emociones sean reconocidas, expresadas, gestionadas y acompañadas pedagógicamente, desde un enfoque preventivo y humanizador.