Epistemología de la comunicación comunitaria: reflexiones y experiencias desde/con los pueblos
Entendemos a la comunicación comunitaria más allá de los medios de
comunicación, desde las mediaciones culturales que reconocen formas
de narrar, de saber, de habitar y estar en el mundo y que han sido
históricamente silenciadas, faveladas y excluidas. Esta publicación
apuesta a una polifonía de voces, pero sobre todo de reflexiones de
experiencias, es una toma de posición, un acto colectivo de resistencia
epistémica frente a los modelos y narrativas de comunicación
hegemónica.
La comunicación comunitaria, tal como se teje en este libro es una
práctica de vida, que conlleva una ética del cuidado, una forma política
y espiritual de habitar el mundo-territorio. Es comunicación que brota
de la memoria viva de los pueblos, de sus luchas, de sus sueños, de sus
afectos, de sus cuerpos, y de su comunicación-relación con la tierra
y los espíritus. Esta comunicación se expresa en la interpretación de
los sueños de los pueblos amazónicos con la toma de guayusa, en los
“supinas” o cantos y silbos en las ceremonias rituales de la ayahuasca, en
los llamados a las minkas (filosofía de cuidado y organización alrededor
del trabajo).
Frente a la necro-comunicación del algoritmo que todo lo controla y reduce a mercancía, la comunicación comunitaria se alza como una forma de desobediencia epistémica y para sostener la tradición y la ancestralidad. Desobedece el funcionalismo de la comunicación, el culto al emisor acrítico, la tiranía de la viralización y la forma perversa de espectaculizar la vida. Y propone en su lugar otras lógicas comunicacionales: las del vínculo, la reciprocidad, la palabra compartida, que hacen parte del proceso de re-existencia. Aquí no se trata solo de informar, trasmitir, sino de vivir en común, de narrar-se desde los interiores de lo comunitario.
Esta obra recorre territorios y reflexiones comunicacionales de la Amazonía brasileña y peruana, los Andes regionales que llegan hasta las tierras del sur donde habitan pueblos como los mapuches, las tierras afroandinas y la urbanidad afropacífica en Cali. Recoge voces de mujeres indígenas que hacen radio como acto de memoria, de afrodescendientes que disputan sentidos desde prácticas ancestrales como la “cochita amorosa” que es un sistema de comunicación y protección de sus ancestros, de jóvenes que se reapropian de las tecnologías para decir: aquí estamos, no somos datos, somos comunidad que sueña, que comunica, que resiste.
No se trata de inventar nuevas formas de relacionarnos, sino de volver a nuestras formas ancestrales de comunicarnos, aportar y consolidad esa ontología relacional que ha devenido en la comunicación y por supuesto, mediando e incorporando las nuevas tecnologías en favor de esos sentidos de vida.
Se trata de esa atar el discurso con la acción al proyecto comunitario que resiste desde el territorio, como lo plantea el pueblo nasa en Colombia, cuando hablan de la cosmoacción, acción desde el propio discurso y cosmovisión, que se vuelve constitutiva del sentido de comunalidad y que está envuelta en la comunicación comunitaria, por ello, vuelve un tema epistémico que interpela lo hegemónico comunicacional que posiciona ideologías del poder dominante.
Esta propuesta epistémica y política es un caminar para entrar
en una polifonía de saberes, de propuestas, de teorías encarnadas.
Es escuchar, quizás por primera vez, cómo se siente y se piensa
la comunicación cuando no se impone desde las centralidades
hegemónicas, sino que brota desde las raíces. Por eso, más que una
lectura, es una provocación para desaprender esas formas perversas
de la comunicación que busca manipular a las audiencias para
generar opinión pública a favor de las élites económica ligadas a
monopolios de la comunicación. Volver la mirada a otros horizontes
epistémicos de la comunicación, a transformar y potenciar la escucha,
a repensar nuestras prácticas del quehacer comunicacional en favor
de una comunicación más democrática, más solidaria, sensible, más
comprometida con sectores, poblaciones y pueblos históricamente
periferizados y excluidos pero que no han perdido su dignidad.
Esta publicación es una apuesta a asumir la comunicación no
sólo desde la emisión de mensajes: sino pensarla desde esa potencia
de construir mundos. Y los mundos que aquí se construyen no caben
en los marcos de la comunicación hegemónica. Son mundos diversos,
insurgentes, tejidos con hebras de luchas y resistencia desde los
pueblos del Abya Yala, desde los pueblos de la diáspora africana desde
su palabra andante, de su pedagogía del vínculo y su apuesta radical por
la vida en comunidad.