Buenas prácticas para el aseguramiento de la calidad en la educación superior
El Observatorio de Buenas Prácticas para el Aseguramiento de la Calidad en la Educación Superior (OBPACES) y la Red Académica de Investigación en Calidad presentan la quinta edición del libro Buenas prácticas para el aseguramiento de la calidad en la educación superior. El tema central de esta nueva obra son los resultados de aprendizaje, presentando enfoques, metodologías y resultados obtenidos en diferentes instituciones de educación superior de Ecuador, Colombia y Cuba, tanto en grado como en posgrado.
Uno de los debates que se han priorizado a nivel internacional en los últimos años es el referente a la evaluación de los resultados de aprendizaje (RDA) en carreras y programas. Por un lado, hay posturas que promueven la identificación, evaluación y mejora de los RDA, como un mecanismo para garantizar que los graduados alcancen los perfiles de egreso declarados en los planes de estudio. Por otro lado, en cambio, están quienes discuten el instrumentalismo que tienen este tipo de evaluaciones, limitando la calidad de la formación profesional al cumplimiento de un ideal que, a criterio de estos grupos, depende de factores que no pueden ser controlados, mismos que posibilitan el desarrollo de habilidades y competencias que no están declaradas en los planes de estudio, pero que brindan pertinencia a la oferta académica.
Este libro compila una variedad de experiencias que pueden resultar útiles para quienes pretenden evaluar resultados de aprendizaje o para quienes necesitan mejorar sus enfoques conceptuales o metodológicos, porque es imperioso comprender que solo se trata de una exigencia normativa o un requisito para la acreditación, sino que este tipo de evaluaciones son herramientas transformadoras que permiten reorientar el quehacer universitario hacia su razón de ser: el aprendizaje significativo y pertinente de los estudiantes.
No obstante, para que la evaluación de RDA cumpla con su verdadero potencial, debe dejar de ser un ejercicio técnico aislado y convertirse en un proceso cultural, colaborativo y sostenido en el tiempo, que convoque a los docentes, directivos, estudiantes y actores externos. Este cambio requiere liderazgo institucional, formación docente continua, recursos adecuados y, sobre todo, una visión compartida de que el éxito institucional no se mide solo por indicadores cuantitativos, sino por la profundidad y calidad del aprendizaje que se promueve.