Reseña

“Me dices que me quieres y es todo lo que quiero oír”, Ray Bradbury. Podemos interpretar, deformar y hasta intentar que el lenguaje precoz se embarque (con cierto coqueteo previo) en la pasión, el ego o el deseo, y por qué no, intimidarnos todos juntos en el exceso. Pero, cómo se transforma la carne en un incendio de sombras y manos gigantes que rodean los sexos de la noche para no develarlos hasta el siguiente latido sincero de la ciudad. Ese siguiente latido (el gran suspenso) está presente en la voz creadora del autor y lo convierten en un puente/mujer/lunar/gemido más, y esto solo es la antesala del gran cuerpo que habita en el ritmo y el baile de las palabras humedecidas que habitan el texto. Después de esto, al autor solo le queda armarse a sí mismo con los vicios de un paisaje que sabe esconder movimientos continuos y descontrolados por la ternura, el deseo y la sensualidad de una palabra, corrijo, lengua que Huidobro hace tiempo nos describió en Altazor: “Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender a hablar..., a ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol acuático y puramente acariciador...”. En este punto, el poeta ha decidido hacerse cargo de su deseo/palabra/vértigo, el texto es el orgasmo inmortal que se revuelca en las páginas garabateadas de una mujer completa, gigante, inmensa, pero que aún no le ha dicho: te quiero. El autor nos cuenta su deseo: “…Aproximarme tanto que las distancias se anulen, poderme en tu piel, quemar, siempre quise todas las palabras bonitas que salen de tu boca, y las otras también esas donde la censura está al acecho constante, y exclamar con furia ¡carpe diem!”.

He aquí el juego más antiguo del mundo. Somos aquello que deseamos, aunque esto termine por destruirnos o nos convierta en una de las formas del placer que corre siempre por los cuerpos vibrantes, descalzos y totalmente desnudos, buscando las formas más deliciosas de devorarse entre sí para no despertar solos, al menos por los siguientes minutos.
Tyrone MG