Reseña

La voz poética de este libro toma una posición firme: no existe vulnerabilidad en ella, no existe miedo, no carcome sus huesos la dolorosa espera del vencido. Esta voz apuesta más allá de la dulzura endeble que suele ser popular en el género lírico: prefiere transitar caminos poco explorados y levantar su quehacer poético como un cuerpo firme en sus acusaciones, en el señalamiento de la verdad, en el enfrentamiento necesario con la mentira. Acaso la forma lírica y los versos sean el arbusto tras el cual se esconde la voz poética, como un cazador que apunta al corazón de lo injusto.
Este libro nos enfrenta al dolor de la “madera [...] apolillada”, al dolor de “los labios callados de improviso”, al terror de los monstruos de lo injusto. Y nos ofrece, como medio de combatirlos, un corazón dispuesto “a sangrar”, un corazón que nos recuerda que la belleza abunda en el humano acto de buscar la dignidad, en el humano acto de resistir a los embates del miedo, en el humano acto de levantar el rostro aunque sea prohibido mirar a dios.
Elsy Santillán demuestra su capacidad de transitar todos los caminos de la poesía: aquellos donde ha florecido el tiempo, y aquellos donde es necesario hacerlo florecer. Si acaso la voz poética de Santillán llegara a encontrar, alguna vez, el silencio, este será solamente el fiel mutismo del pájaro que espera la hora para cantar, infinitamente.


Juan Suárez