Vidas Truncadas
“Recuerda esto: la bondad es limitada, pero la maldad no”. Es una línea de diálogo dentro de “Vidas Truncadas” y bien podría ser también el axioma que guíe los pasos de quien decida arriesgarse a recorrer sus páginas.
Guayaquil es la nueva Babilonia, el dinero es la religión imperante y complacer perversiones es un negocio lucrativo que seduce a muchos.
Una madre desata una vorágine de acontecimientos en busca de sus hijas desaparecidas, que la llevará a aventurarse en terrenos insondables de los que tal vez sea imposible volver, evidenciando que así como el ser humano es capaz de lo más abyecto y ruin, también puede obrar milagros. O al menos intentarlo.