La Investigación Científica de avanzada
El siglo XXI, se ha caracterizado por el condicionamiento de las sociedades hacia la búsqueda de nuevos espacios de generación del conocimiento, el procesamiento de la información y la comunicación de símbolos, signos y códigos, desafiándose ante el reto de acostar las distancias tecnológicas, culturales entre los países desarrollados y en vías de desarrollo. De igual manera, se ha determinado en los ritmos formativos de la ciencia, sin alejarlo de la resignificación cultural del ser humano en su contexto social histórico concreto, donde se requiere no sólo sistematizar la cultura acumulada por la humanidad, sino también reflexionar sobre sus procesos de creación e innovación, además de su estructura, como vías esenciales en la construcción del conocimiento científico.
Por lo que, se convierte en una necesidad generar espacio de formación de investigadores e desde una profunda interpretación de su esencia epistemológica y metodológica del proceso de construcción del conocimiento científico y el desarrollo del pensamiento científico en los docentes y estudiantes universitarios, lo que constituye el propósito fundamental del desarrollo de los programas de Investigación Avanzada y profesionalizante.
En este sentido, la formación de investigadores implica una reconceptualización y especificidad que va desde lo epistemológico hasta su gestión en la praxis profesional, es por ello que a través del contenido del programa se reconoce a los procesos de la realidad objetiva, en la que se revela la necesidad del reconocimiento de la diversidad científico-metodológica, pero desde una identidad filosófico-pedagógica, con lo cual se evita el eclecticismo en el proceso formativo, lo que es consecuente como afirman (Fuentes & Pérez, 2017) con el principio, “De la unidad de la identidad filosófico-pedagógica con la diversidad científica” p 4)
Tales consideraciones, requieren el desarrollo del humanismo científico, que no se reduzca a la formación profesional en un campo específico, sino que le desarrolle también su capacidad de reflexión crítica e investigativa que permitan la proyección social de la investigación científica en las universidades, de acuerdo con las realidades actuales de su entorno.
En consecuencia, para lograr este cometido, se requiere desarrollar programas de formación de Investigación Avanzada, que no se limite al pragmatismo memorístico de conceptos y conocimientos específicos en el terreno de la metodología de la investigación, por el contrario, debe ir generando procesos constante de desarrollo del quehacer científico e innovador a través de la interpelación que se establece entre los niveles teóricos y empíricos del conocimiento, así como de las potencialidades de búsqueda e indagación, la argumentación científica con sólidos sustentos gnoseológicos, epistemológicos, ontológicos, que conlleve a la creación y la innovación, dando con ello, una respuesta trascendente y consecuente a los retos formativos-culturales del Siglo XXI y el rol de las universidades ante el contexto sociocultural concreto y transformador.
En efecto, la formación investigativa de los profesionales en los diversos campos de la Educación Superior, tiene sus raíces en la imperativa necesidad de encontrar propuestas y alternativas de soluciones a la multiplicidad de situaciones problémicas que emergen de la praxis metodológica del profesional, donde la investigación se constituye en una herramienta de trabajo imprescindible que permite construir el conocimiento en medio de una realidad dinámica, en el permanente cambio y transformación de las universidades.
Sin embargo, a pesar de ser clara la mencionada necesidad de fundamentación investigativa, no es posible encontrar un camino único de la ciencia que haga factible una interpretación coherente con todo el pensamiento investigativo construido hasta el presente, ni pretender encontrar modelos y métodos indefectibles, absolutamente válidos, que permitan encontrar respuesta a todos los problemas investigativos y con ello a la formación de los investigadores.
Por tanto, trasladar a la realidad el propósito mencionado, supone una apropiación de los diferentes discursos y prácticas investigativas. Es por ello, se hace necesario, definir cuál es la base epistemológica, que, con lenguaje claro, permita navegar ante la diversidad de paradigmas de la ciencia, con una identidad filosófico-pedagógica autentica, sin llegar al eclecticismo metodológico, que en la actualidad suele ser un rasgo característico en algunos pretensiosos investigadores carentes de cultura epistemológica-metodológica. Por lo que, buscar un criterio de ordenamiento y síntesis de los discursos con sus respectivas prácticas investigativas, sobre la base gnoseológica, epistemológica precisa, conlleva, -sin pérdida de la diversidad necesaria-, enriquecer una identidad investigativa propia.
Vale destacar que, la Investigación Científica emerge de la necesidad humana desde lo espiritual, cultural, en dar solución a los problemas de la vida cotidiana y profesional, en su relación con los demás hombres, en la sociedad y con la naturaleza, de conocer ésta, para transformarla y con ello, satisfacer sus necesidades e intereses.
Por eso, la Investigación Científica requiere ser reconocida como un proceso social de construcción del conocimiento científico, de significados y sentidos entre sujetos implicados, a través de la síntesis de expresiones dinámicas de la totalidad, que se integran en torno a los sentidos que se van desarrollando en los propios sujetos que construyen el conocimiento, por lo que puede ser considerada como una construcción individual y social, lo cual es expresión de un pensamiento hermenéutico-dialéctico, como realidad subjetivo-objetiva, se desarrolla a través de una sucesión de síntesis condicionadas por las contradicciones dialéctico-subjetivas, que serán expresión de la realidad objetiva estudiada.
Otro punto es, que la investigación discurre en dinámica dialéctica entre la aprehensión de la realidad y la apropiación de la cultura, en la interpretación de dicha realidad como del objeto de investigación, con el propósito de su transformación, para lo cual se puede recurrir a diversos métodos y técnicas. Su empleo está en función de la naturaleza del objeto de investigación y de la formación epistemológica y teórica del investigador o del colectivo de investigadores, así como del contexto y de las condiciones en que se desarrolla el proceso, lo que identifica como la investigación de avanzada.
En resumen, la investigación científica transita por diferentes estadios desde una exploración, descripción, explicación hasta alcanzar la interpretación y la transformación, niveles en los cuales es considerada de avanzada, en tanto se identifica como el proceso de transformación científica que conlleva la consideración de la ciencia y la investigación, a partir de la implicación de la interpretación y transformación de la realidad social, a través del tramado de relaciones sociales de carácter cíclico y progresivo, donde quedan implícitos los cambios cualitativos en los investigadores., tras sustentarse en la formación filosófico-pedagógica de la investigación científica como proceso social, desde la diversidad de los métodos de la ciencia y la investigación científica para propiciar el desarrollo de un pensamiento científico holístico, que permita desarrollar la investigación en su diversidad.