Reseña

Siglo y medio de existencia forman un acervo histórico que en el Ecuador es excepcional.  Pero antes que nada, primaron en el Club de la Unión las principales características de caballerosidad y hombría de bien que identificó a los guayaquileños. Su filantropía junto a su solidaridad y cultura y sobre todo el buen vivir de quienes lo han integrado desde su fundación.
Nuestro compromiso con la sociedad es interminable. Estamos siempre prestos a servir y a mantener los principios éticos que deben primar en la civilización, venidos a menos en los últimos tiempos.  Renovamos la responsabilidad de fortalecer la cultura y la generosidad con los menos afortunados, lo que nos obliga actuar, de forma permanente, por ellos.
Cumplir ciento cincuenta años de existencia es, sin duda, digno de celebrar porque el Club es un símbolo de nuestra urbe, pero a su vez, constituye un deber ineludible que nos involucra más en los principios fundamentales del desarrollo social.
Hay que destacar que vendrán nuevas generaciones de socios, pero es el compromiso que adquirimos los mayores, en velar para que se mantengan los ideales de los socios fundadores y que el Club de la Unión sea siempre un singular orgullo para nuestra querida Guayaquil.