Piriápoles
Una muerte azul
Piriápolis se subdivide en una especie de cuatro secciones, como cuatro estaciones, se podría decir, en donde cada atmósfera tiene correspondencia con las otras, pero en cada estación hay algo particularmente inquietante, pues si algo tiene este libro, es que no dejará al lector indiferente. Y en ese diálogo de vivencias, de explosiones y de vacíos, el corpus del libro va teniendo sentido, sin hablar aún del guiño secreto al título geográfico.
Pamela Cuenca, cierra este libro de una manera inteligente sin dejar de lado la rabia merecible del amor, que también es parte indispensable de la creación:
Porque puedo en medio de todo el ruido del mundo acostarme a dormir y pensar en todo aquello que tiene tendencia al infinito.
Javier Lara Santos