Sortilegios
Chávez no se siente conforme con el sentarse a contemplar, busca la explicación misma del poema, va escudriñando y da por suelta la poesía hasta que el pulso resista, o hasta que el poema marque su punto de llegada.
Con un ritmo marcado, permite al lector amigarse con la lectura, y da así el tiempo necesario para que al poema llegue la internalización, permite que la respiración acompañe el ritmo, haciendo que el lector se adentre y se proyecte en el texto, rememore sin tregua el camino, y lo pinte con acuarelas, y lo esparza con los dedos.