Hardcore noise
Este libro es para leerlo a full volumen, como se debe, como manda el hardcore guayaco de donde se alimenta. Requiere voltios. Porque hace ruido, como el dulce suplicio de cuerpos hallados las tardes calurosas en la casa del cerro, entre drogas, música y sexo. Los personajes aquí desfogan su pasión en un microcosmos del under (un organismo que, con olor a bazuco también, arrecho como es el manso Guayaquil, te engulle de encanto), donde se la juegan toda. Esta obra, que parece la continuación de El enemigo necesario, te va llevando con su ruido existencial de bala y dolor. Y te dejas llevar. ¿Qué más puedes hacer?... es la locura del Manso de mis calores, es el traqueteante baqueteo de Martínez Zúñiga. Este libo, como el metal pesado, requiere de arrechera, de ganas por el pogo y las voces guturales, por los gestos diminutos y la quebradura del cuello ante la inmisericorde vida. (Darío Jiménez)