Llévame a casa, por favor
En el libro de Andrea, cada poema va precedido de un literal y todos los literales juntos conforman un alfabeto castellano completo. Los literales de este poemario llevan a quien lee a instalarse de vuelta en el tiempo del aprendizaje primario, cuando a todos nos enseñan que ese código nos otorga la posibilidad de acceder a los sentidos de aquello que conforma nuestros mundos. Ese código nos permite llamar y por lo tanto ser atendidos: “Quiero pensar que en el exacto momento en que te buscaba y me miraste, ahí, diminuta y pulida a la luz te nombré, // y empezó mi vida”; nacer al nombrar a la madre, nacer en la herida que supura: “Temprano intuí que las letras enrojecerían mis dedos”. Hacerse de una lengua para nombrar el dolor.