Quinindé, sus primeros habitantes
DESCRIPCIÓN DEL LIBRO Quinindé, sus primeros habitantes. No lo había visto en 40 años, me sorprendí al ver al hombre afro bien espigado y muy atento, a pesar de ya tener 90 años de edad. Cuando me vio, dijo: le estaba esperando, luego me invitó a entrar en su casa. Cómodamente sentados empezó a recordar a mi padre, luego a mi madre y después a mí. Tuve el privilegio de hacerle muchas preguntas, las mismas que fueron contestadas coherentemente y grabé toda la información proporcionada por él. También tuve la oportunidad de visitar otras fuentes de información; ellos, recordaron algunos espacios de tiempos registrados desde la década de 1880 hasta los actuales momentos, este fue el material que usé para poder escribir el libro. Por los datos obtenidos, pude saber que los primeros habitantes de Quinindé, empezaron a establecerse en un lugar que después consideraron no apropiado, por ese motivo decidieron asentarse en otro sitio llamado La Bocana; en ese lugar se sintieron seguros y decidieron quedarse con la intención de constituir un pueblo que con el tiempo les asegure un futuro mejor para ellos y su familia. Esta visión se hizo realidad, porque en su mayoría, los que llegaron nunca abandonaron el lugar. En los tiempos de inicio del ahora llamado Cantón Quinindé, las riquezas que ofrecía el entorno eran para todos, como: la tierra, la madera, el caucho y los animales de la selva. Al ir aumentando la población empezaron aparecer diferentes tipos de necesidades; para poder satisfacerlas, algunos de ellos comenzaron a desempeñarse con lo que sabían hacer, en otros casos iniciaron el aprendizaje de la actividad en la que querían desempeñarse. Las necesidades registradas en ese tiempo fueron de: una tienda de productos comestibles, una partera, una curandera, una escuela, un cura, un aguatero, una lavandera, un panadero, un sastre, un peluquero, un distribuidor de combustibles, balsas para el transporte, 2 policías, un mercado… Todo lo antes mencionado lo obtuvieron a su debido tiempo. En este libro lo más importante es resaltar el valor que tuvieron las personas que se desempeñaron en las diferentes actividades, aportando lo mejor de ellos en ese espacio de tiempo determinado y en el entorno que les rodeaba, haciendo uso de su conocimiento y experiencia, logrando de esa forma satisfacer las necesidades personales y las de los demás, para poder crecer y desarrollarse como lo hace hasta los actuales momentos el ahora llamado Cantón Quinindé. Por haber nacido en Quinindé; sentí el deseo de recuperar los nombres y los valores de aquellas personas que fueron los primeros habitantes de este actual cantón. Consideré que no era justo que con el paso de los años se olvide a las personas que en un determinado tiempo y espacio dieron lo mejor de ellos para construir parte o gran parte de lo que en la actualidad se tiene en el pueblo. Por estas y otras razones, lo mínimo que puede hacerse por perennizar los nombres de estos seres humanos importantes, sería: poner el nombre de cada uno, a cada una de las calles del cantón, como símbolo de gratitud. Cuando sabemos quiénes fueron nuestros ancestros, cuáles fueron sus legados culturales y nos sentimos agradecidos por sus aportes; con seguridad se nos hará más fácil saber a dónde vamos.