Azulinaciones
Ceci n'est pas un roman es una experiencia. Este artefacto de Natasha Salguero (Premio Aurelio Espinoza Pólit de novela, 1989) nos posiciona al interior de la pshyqué de Graciela, su protagonista, quien mantiene una relación (des)amorosa con el Maestro. Sus amigos —un grupo de jóvenes intelectuales de clase media— transitan la ciudad de Kitgua (Quito) en la década de 1970, saturados de dictadura, represión, universidad, militancia izquierdista, César Vallejo, rock, resistencia, drogas, alcohol, sexo…
Leer esta comedia existencial produce un shock a la razón. Su lenguaje —que mantiene la tensión entre el argot, lo coloquial y la prosa poética— propicia un trip psicodélico. Por otra parte, el trabajo intertextual y de referencia es diverso: música de John Lennon, The Beatles, Julio Jaramillo, Violeta Parra; cine de Godard, Pasolini; menciones a Cortázar, Rimbaud, Marx, Nietzsche… Sumergirse en estas páginas genera una caída libre en una oquedad sin final, y al mismo tiempo una sensación de goce, complicidad y empatía.