Reseña

En la actualidad ya es bastante complicado el imaginar un mundo tecnológico o matemático sin máquinas que faciliten y den en tiempo reducido cientos de cálculos que la mente humana no sería capaz de procesar con tanta facilidad. La invención de las calculadoras no solo abrió la posibilidad de que la ciencia redujera, de manera significativa, el espacio y tiempo utilizado normalmente para la ejecución de múltiples campos científicos, sino que también, dio cabida para que los estudiantes, profesores, o demás académicos, tuvieran la posibilidad de facilitar la vida en las aulas y en los centros educativos.
Desde su invención hace más de tres décadas, las calculadoras han evolucionado desde la más simple de solo cuatro funciones (sumar, restar, multiplicar, dividir, es decir, las operaciones básicas y elementales), hasta la nueva generación de calculadoras gráficas que en tan solo unos segundos arroja ilustraciones precisas sobre las funciones a determinar. Por otra parte, el costo de la calculadora básica (solo los números, los símbolos de las operaciones y otras teclas funcionales) es tan bajo que cada alumno de la escuela primaria puede tener una. Ya que las calculadoras son usadas frecuentemente en el “mundo real”, parece sensato que los maestros proporcionen a los estudiantes oportunidades para usarlas en las escuelas.
No significa esto que como estudiantes o profesionales dependamos por completo de las máquinas porque al menos se espera que seamos capaces de elaborar operaciones sencillas en nuestra vida cotidiana, pero, sin duda, hay casos en los que se hace necesario el uso de las calculadoras cuando la cuenta sobrepasa nuestros límites del conocimiento.
Casio lleva acompañando a la humanidad desde la década de los cuarenta y sus grandes aportes y facilidades a la ciencia solo demuestran que intentan mejorar de manera frecuente para mantenerse vigentes y del lado de la investigación por muchos años más.
Es así, que, a lo largo de la historia humana, el descubrimiento de representaciones matemáticas y el uso de artefactos en los cálculos han revelado el uso de estas en diferentes culturas, e incluso ahora se ven en muchas aplicaciones en la vida cotidiana; por ejemplo, en la prestación de servicios, la financiación y la investigación científica más avanzada. Asimismo, no podemos imaginar la vida sin las matemáticas y su aplicación en la sociedad. Por lo tanto, la formación de recursos humanos debe fortalecer las habilidades matemáticas, no solo de los ingenieros o expertos en un campo en particular, sino también de los ciudadanos comunes que necesitan tales habilidades.