Estrategia para una América Latina y el Caribe más renovable
América Latina y el Caribe es la región con mayor porcentaje de energías renovables en su matriz eléctrica, fundamentalmente a partir de una fuerte penetración de la generación hidráulica. Si bien el potencial de esta fuente es aún muy relevante, existen crecientes dificultades
para profundizar su incorporación debido a los fuertes rechazos por consideraciones sociales y ambientales.
Afortunadamente, la región tiene un potencial aún mayor de otras fuentes renovables, fundamentalmente eólica y solar pero también, en algunos países, geotérmica y biomasa. Los pocos países que han logrado avanzar en su incorporación han logrado desmentir dos falsos
paradigmas que circulaban, y sorprendentemente aún continúan circulando, por la región: por un lado, la experiencia nos muestra que, hoy en día, en nuestra región, si se generan las
condiciones adecuadas, la electricidad producida mediante energías renovables es más barata que la generada con cualquier fuente fósil o nuclear; y por otro lado, la experiencia regional también muestra que, contrariamente a lo que se creía, la complementación de fuentes
renovables permite operar sistemas eléctricos casi 100% renovables y con más de 40% de energía no gestionable, sin utilizar más almacenamiento que el provisto por las centrales hidráulicas. Esta
es una particularidad de nuestra región, que puede ser aprovechable en la mayoría de nuestros países. Esto no sólo permite contar con sistemas eléctricos soberanos, robustos, de menor costo
y mucho menor huella de carbono, sino también generar cientos de miles de puestos de trabajo y otros derrames económicos y sociales.
Sin embargo, a pesar de la contundente experiencia empírica, los procesos de transición energética en nuestra región no avanzan al ritmo esperado e incluso, en muchos países, se encuentran bloqueados y, en algunos, en retroceso.
En los últimos 3 años, OLADE, con el apoyo técnico de la Asociación Ivy, ha desarrollado un programa de trabajo para identificar las barreras que están impidiendo el avance de los procesos
de transición energética en nuestra región, así como de las lecciones aprendidas regionalmente para superarlas y, a partir de ello, la definición de una estrategia para apoyar a los países en sus
procesos de transición.