Cincuenta y treinta
Por qué este libro sin ánimo de ser escritor
Nunca he tenido la pretensión de ser escritor ni mucho menos pero, a esta edad y con lo que he vivido, quise decirles a mi esposa, a mis hijos, a mis nietos, a mi familia, a los amigos y también a los desconocidos, que cuando se lleva una pasión y una vocación en lo más íntimo, por humilde que uno sea o por muchas dificultades que encuentre, no debe uno arredrarse. Debe buscar cumplir metas y hacer realidad sus aspiraciones y sueños.
Quise ser periodista (y después algo más). Si he sido o soy bueno o malo para esta profesión —y para lo otro— que sea la comunidad la que me califique y juzgue. Yo me someto a ello. Pero la he practicado con pasión y sin cálculos, buscando hacer cosas diferentes y procurando que a nuestra tierra y su gente se le reconozca todo el potencial que tiene.
Estas páginas no son, por ningún lado, para la historia o para la consulta. Son un recuento de cómo viví mi vida y de lo que pienso y siento en la actualidad. Por tanto, si este libro llega a sus manos, está en libertad de leerlo o desecharlo. Tiene mucho de verdad y también conserva la identidad que caracteriza a los buenos, a los verdaderos manabitas.