Reseña

El sector agrícola se enfrenta a una carga considerable de daños provocados por desastres naturales, en su mayoría de origen climático. Por lo tanto, cada año, las temporadas de lluvias se vuelven un punto crítico, con inundaciones en las zonas bajas y graduales de tierra en las áreas montañosas. Una gran parte de las precipitaciones en las regiones costeras destinadas a la agricultura nos vuelve vulnerables a inundaciones, particularmente debido a fenómenos climáticos como El Niño, que provocan un aumento en las lluvias y el caudal de los ríos. La erosión hídrica representa una serie de problemas adicionales, incluyendo la pérdida de cultivos, la acumulación de nutrientes, el azolvamiento de ríos y embalses, así como la reducción de la capacidad de drenaje. En Ecuador, el fenómeno atmosférico conocido como El Niño tiene un impacto significativo en las costas del país, caracterizándose por una mayor incidencia de lluvias intensas. Las inundaciones son una ocurrencia frecuente en estas regiones bajas y, como resultado, se ven afectadas cada año debido al desbordamiento de los ríos. El impacto social y económico de este fenómeno es considerable y prolongado, lo que subraya la importancia de contar con un sistema local de previsión y prevención de El Niño. Para abordar esta situación, la Secretaría de Gestión de Riesgos (SNGR) ha implementado un plan de contingencia específico para enfrentar el fenómeno de El Niño en Ecuador, con el objetivo de mitigar sus impactos y proteger a la población y la agricultura.