El chulla Romero y Flores
En El Chulla Romero y Flores Icaza muda su espacio literario del campo a la urbe y concentra su escritura en el ser mestizo -el chulla, hijo de blanco e indígena- y las angustias existenciales que inquietan su vida en Quito, la gran ciudad marcada por miserias e hipócritas deslumbramientos. Uno de los grandes logros de la novela es el descubrimiento de la dualidad escondida en la conciencia popular. Y otro, el construir una denuncia en toda regla de un mundo injusto que dista mucho de haber desaparecido.