Reseña

Linda Freeman y yo nos hemos preocupado y ocupado en ser parte activa de las soluciones a los conflictos cotidianos de nuestra sociedad. A través de los años, hemos sido bendecidas por excelentes libros y materiales, simposios, seminarios y la orientación de consejeros profesionales que dedicaron su vida a estos asuntos, así como mis estudios de Máster en Psicopedagogía Clínica, Orientación Psicoeducativa en la Universidad de León de Barcelona, España. Este manual denominado DE LOS LABERINTOS DEL PECADO HACIA LA SANIDAD Y LIBERTAD EN CRISTO: del odio al amor. Recetas bíblicas para sanar el alma herida, es producto de todo aquello más experiencia personal en el trato con mis pacientes.
He procurado dar un matiz científico en algunos criterios puntuales, para que pueda servir de consulta para quienes lo crean útil. También me empeñé en hacerlo sencillo y accesible para aquellos que no son versados en la Orientación familiar, pero que luego de un breve entrenamiento puedan usarlo en las terapias de sanidad y libertad en Cristo, como un instrumento de apoyo. Espero que se constituya en una gran herramienta de bendición, al orientar al individuo a darse cuenta de la gran necesidad en su vida DE UN CAMBIO TOTAL EN SU MANERA ERRÓNEA DE PENSAR. Esto se logrará solo cuando la persona decida entrar en un proceso de restauración de su alma herida, tal como se enseña en este manual.
Cuando la persona es orientada responsablemente y con conocimiento de causa, recibirá ayuda para comprender su cosmovisión o modo de ver su entorno con sus tradiciones y creencias, y se dejará guiar hacia un mejor vivir. Claro que esto depende de que la persona entienda y acepte la realidad de sus aprietos, reconozca su problema, sepa dónde, cuándo, cómo y por qué sucedió y que con gran voluntad quiera abandonar las razones de sus dolores. En ese momento su vida comienza gradualmente a sanarse. ¿Cómo? Cumpliendo estos dos requisitos indispensables para la solución de sus males:
Primero. CREER que Jesucristo es Dios de imposibles, que operará su sanidad, su libertad y su anhelada comunión con la familia, y
Segundo. OBEDECERLE. No hay otras maneras.