El árbol que había perdido su Naturaleza
Hemos, como humanos, transitado muchos Caminos, navegado muchos Mares, volado muchos Cielos, e imaginado muchos Universos, llevándonos a relacionarnos, desde el filtro de la subjetividad, con una ola de información en manifiesto, por medio de: imitación, educación y/o aprendizaje. Sin embargo, qué de todo ello en realidad nos pertenece como humanos, qué de todo ello nos conecta con nuestra Esencia, qué de todo ello vibra a nuestra propia Naturaleza. Y desde aquel reconocer de nuestra Humanidad, Esencia y Naturaleza, la pregunta que se sumaría, sería: ¿Seremos capaces de volver a esa Esencia y volver a conectarnos con aquella danza simbólica, siempre viva, con la que se comunica la Naturaleza?
Este primer escrito, de la «trilogía de la Naturalización», nos invita a dar un recorrido desde los principios de la Desnaturalización, y sus consecuencias; hasta uno de los posibles retornos transformacionales, hacia nuestra Naturaleza y sus Bondades.