José Villarreal, el hombre y su obra
José Villarreal, el artista oculto, titulé un ensayo que describiera su obra visual. José vivía en una casa austera, se diría la morada un anacoreta que busca el retiro para liberarse a sí mismo y transmutarse en el estado de algún alquimista apartado en el tiempo. Escasos y precarios muebles. En su taller, un camastro rústico, anaqueles atiborrados de libros, lienzos, cartulinas, pinceles, pinturas (la mayoría horneadas por él mismo, el ritual de preteridas prácticas lo seducen). Una espesa multitud de árboles y plantas rodean la casa (se diría que su mano plantó el boscaje para encubrirse de los demás y ensimismarse en su obra). Sueño y vigilia, ¿a qué realidad corresponden? ¿Cuál es la verdadera? El ser humano cuando sueña, desea. El deseo atraviesa los cuerpos, los vuelve transparentes. Guardo con el maestro Villarreal antigua amistad. En nuestras numerosas tertulias –todas sobre libros y arte–, tengo la sensación de que el artista vive oscilante entre estos dos estadios.