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ISBN 978-9978-17-497-5

El imperio del delito. De los indignados a los enardecidos de hoy

Autor:Borja Gallegos, Fernando
Editorial:Arturo Daniel Rojas Rojas - Editorial Jurídica del Ecuador
Materia:Sociología y antropología
Público objetivo:General
Publicado:2020-02-28
Número de edición:1
Número de páginas:236
Tamaño:14.50x21.50cm.
Precio:$25
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

PRESENTACIÓN
La recopilación de algunos de mis artículos publicados en los años 2016-2017-2018-2019 y 2020, que constan en este texto, con el título de EL IMPERIO DEL DELITO-de los indignados de ayer a los enardecidos de hoy-, tiene por objeto exteriorizar la preocupación que abrigué en este largo y borrascoso período en que el Orden Jurídico, en muchos casos, se infringió.
La sociedad ecuatoriana sufrió la falta de libertad, la limitación de sus anhelos y esperanzas, en medio de un desbordante deterioro de la moral pública y privada.
Las instituciones estatales fueron debilitadas, a tal extremo que no pudieron cumplir con las obligaciones asignadas en la Constitución Política y en la Ley.
Producto de dicho deterioro y como consecuencia lógica, se incrementó el narcotráfico, el crimen organizado, el despilfarro de los fondos públicos, en síntesis, el imperio del delito.
La Fiscalía General, la Función Judicial, la Corte Constitucional y los Órganos de Control se inclinaron reverentes a las disposiciones y apetitos de los detentadores del poder, causando desconcierto e indignación en el pueblo ecuatoriano.
La alegre expedición de inconsultas normas jurídicas, confundieron a la sociedad en lo interno y en lo internacional.
Se infiere de lo expuesto, que el Ecuador vivió un período -largo período- en que mucha gente se atemorizó por la constante represión, lo que devino en la casi paralización de los habitantes de la República, lo que abrió el camino para EL IMPERIO DEL DELITO, ya que la impunidad se caracterizó y reinó por el silencio de los unos y la complicidad de los otros.
El Ecuador al apartarse de los Organismos Internacionales a los cuales ofendió y pretendió desprestigiarlos, produjo que se lo excluya, trayendo como lógica consecuencia que empresarios se abstengan de invertir en el país.
La inconducta en lo internacional, el desprestigio del país por la falta de coherencia en el manejo de la cosa pública produjo desocupación y pobreza generalizada.
Para efecto de mis artículos no pudo pasar desadvertido lo atinente a la corrupción galopante en Brasil, Perú, Colombia, Venezuela y tantos otros países, cuyos gobiernos escandalizaron a toda conciencia recta.
Rememoré mucho de lo que se refiere a los derechos humanos, descaradamente vulnerados por dictadores sin conciencia, qué alentados por la complicidad de tantos y tantos, continuaron infringiendo preceptos del Derecho Internacional.
En lo que tiene que ver con los conflictos de Estados Unidos y China, de Rusia y Estados Unidos, de Irán e Irak, de Pakistán y la India, de Corea del Norte y Japón, de Israel y Palestinos, interpretando el temor, comento sobre ese particular-
En lo concerniente al fin de los partidos políticos tradicionales, con los ejemplos de lo que ocurrió en Francia, México, Estados Unidos de Norteamérica y otros tantos países, me uno al sentir de esos pueblos qué desechándolos a los referidos partidos políticos tradicionales, escogieron nuevos dirigentes.
En virtud de lo aseverado y observando la indignación de los de ayer y los enardecidos de hoy, se puede advertir que tiempos de turbulencia se vislumbran en el horizonte, salvo que los gobernantes rectifiquen su conducta en el campo moral, jurídico y económico, de lo contrario seremos testigos de la violencia del pueblo sufrido y descontrolado.
Traigo a la memoria en mis artículos la corrupción que llevó a la Revolución Francesa, en que el silencio cómplice frente a la inmoralidad desbordante de la nobleza y de los banqueros en la Francia de 1778, así como la crisis económica, devino en desocupación y, por ende, en la falta de bienestar y de alimentos, aspectos que causaron levantamientos y motines. El imperio de la corrupción y el despilfarro de los dineros públicos produjeron la toma de la Bastilla que fue el precedente inmediato del fin de la corrupta monarquía y, por tanto, del futuro establecimiento de la República
Cito la frase de Benedicto XV, que dijo “A los pueblos no se los mata, se les pone el freno del despotismo, el pueblo toma ese freno, lo muerde y lo va mordiendo todos los días, hasta que un día el freno estalla”.
Subrayo que la unidad en el bien une y que la unidad en el mal separa, lo sustento al comprobar que quienes se unen para el mal se disgregan y los que se unen para el bien se fortalecen.
Por lo expuesto, abrigo la esperanza de que los pueblos unidos encuentren el camino que los lleve a la paz y a la felicidad.

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