La revista No. 7
Lecturas, reflexiones, asombros
El Diccionario de la Academia dice que “el humorismo es el estilo literario en que se hermana la gracia con la ironía y lo alegre con lo triste”.
Eso es cierto, pero el humor puede utilizarse de formas diferentes. Así, por ejemplo, Kafka, cuya propuesta humorística es poco reconocida, escribe que “Atlas pudo haber pensado que, cuando lo quisiera, no tenía más que dejar caer el globo terráqueo e irse; pero no le estaba permitido tener más idea que esa”. Al parecer, no es el mundo lo que carga Atlas, sino el pensamiento; es decir, para Atlas lo verdaderamente irremediable era pensar. Sin embargo, Kafka no hace de Atlas una figura trágica o angustiosa, sino humorística. Su desgracia es irrisoria. Pero lo es precisamente porque no puede ser eludida, porque es lo irremediable, lo que únicamente es necesario afirmar. Al parecer, solo en esa extrema necesidad apunta el humor. El humor, así, es la pasividad de la impotencia, es decir, la impasibilidad que surge cuando el sufrimiento se ha tornado infinito y ya no hay nadie, ningún sujeto capaz de padecerlo. El humor hace todavía de esta desgracia su única afirmación, la incondicional alegría que es propia de todo arte.