Ficción progresiva. Narrativa breve reunida
LLAVE O PRÓLOGO
Esta compilación, para empezar, incluye mi libro de cuentos La luna nómada. Desde la primera edición en 1995 a la última en 2020, pasó de ocho cuentos iniciales a diecinueve. Uno de sus personajes, Dacal, saltó a la novela breve Kazbek, publicada en Madrid en 2006, también incluida aquí, donde hablo del libro de pequeño formato y de la cercanía entre la escritura y el dibujo. Finalmente, cierra Las troyanas, tercera parte de mi novela más extensa, La escalera de Bramante, publicada en Bogotá en 2019, donde reaparece Dacal. Algún lector se preguntará qué hace el fragmento de una novela larga en un libro de narrativa breve, como si se hubiera descuajado un trozo de planeta para ir a la deriva. Una respuesta posible es que entre lo breve y lo extenso la magnitud se difumina gracias a la ficción. La respuesta astronómica sobre el asteroide es que no sabemos la causa y solo cabe descubrir su trayectoria.
Lo habitual es que las historias se desprendan, se astillen, se ramifiquen de un autor a otro en el viaje de alusiones y llamados mutuos que el siglo pasado denominó intertextualidad. En una conversación con Robert Maggiore para Libération, Gilles Deleuze dijo que no hay nada más perturbador que los movimientos incesantes de lo que parece inmóvil. Frente a los ojos del lector, la aparente inmovilidad de un texto de ficción, de un libro en general, lo lanzará hacia el pasado. En sus manos tendrá la llave para abrir la fuente que fluye al futuro. Yo la tuve. Te corresponde tomarla, lector.
Leonardo Valencia
Quito, junio de 2022