Crónicas desde Ecuador (III)
Otra vertiente a tener en cuenta refleja los valores humanos del autor, su solidaridad con los desposeídos, con los más humildes, su sensibilidad ante el dolor, ante los padecimientos y la pérdida de seres queridos propios y ajenos, su intolerancia ante la mediocridad, las malas costumbres y el engaño, el apoyo irrestricto y reconocimiento al esfuerzo, resultados y trabajo de otros, tan necesario siempre y lamentablemente tan escaso en la actualidad. En la obra se cumple lo expresado por José Martí: no se ha de escribir para hacer muestras de sí, y abanicar como el pavón la enorme cola; sino para el bien del prójimo, y poner fuera de los labios, como un depósito que se entrega, lo que la naturaleza ha puesto del lado adentro de ellos.