Reseña

La informalidad en américa latina conforma gran parte de la economía de las naciones puesto que para aquellos que llevan a cabo esta actividad es la única vía en la que pueden conseguir bienes y sustento para sus hogares, de igual manera al ser una actividad no regulada y que se práctica en la ilegalidad acarrea consigo ciertas dificultades como la nula seguridad social, inconvenientes para conseguir préstamos para sus negocios entre otros. (Baker, Berens, Feieherd, & González, 2020)
El comercio ambulante ha ganado popularidad como un atajo para la economía no regulada o como un campo de pruebas para explorar los límites de la aplicación estatal, convirtiéndose en una característica común en todas las áreas urbanas, tanto en las grandes ciudades como en los pueblos más pequeños y en lugares de alto tránsito, como en las paradas de autobús, estaciones de tren, paradas de camiones y, por supuesto, las calles. Desde la perspectiva de (Morales, 2001), los mercados y los vendedores ambulantes son una fuente importante de suministro para los hogares urbanos de escasos recursos ahorrándoles la movilización y permitiéndoles adquirir productos al menudeo.
La venta ambulante forma parte del comercio callejero y la economía informal y es definida como una modalidad de venta no sedentaria practicada en ubicación móvil, de manera y con medios que permitan al vendedor ofertar su mercancía de forma itinerante, deteniéndose en distintos lugares sucesivamente y por el tiempo necesario para efectuar la venta (Portal del comerciante, 2021)