Reseña

Jugar ha sido, desde tiempos pasados, una de las diferentes formas más bellas de aprender a vivir. En el juego encontramos retos, risas, historias y la memoria de quienes nos antecedieron. En el Ecuador, los juegos autóctonos, ancestrales, tradicionales y populares han acompañado la niñez generación tras generación; en los patios de las casas, en plazas, en las fiestas comunitarias o en los caminos de tierra; basta tener imaginación, elemento suficiente para construir mundos enteros.
Esta obra, parte del deseo de valorar y rescatar esas experiencias lúdicas que constituyen y alimentan nuestra identidad. Cada juego que aquí se comparte es considerado, más que un pasatiempo; es un viaducto hacia el rescate de nuestras raíces, es un testimonio de la creatividad propia de nuestros pueblos y a la vez es una muestra de cómo, a través de lo sencillo, se transmiten diferentes valores: el respeto, la solidaridad, la alegría y la cooperación.
Este hermoso recorrido de nuestra ancestralidad, de nuestras tradicionales y juegos populares, no es solo una mirada al pasado, sino también una propuesta hacia el futuro; es una invitación a conservar y revitalizar los juegos autóctonos y populares, convirtiéndose en un acto de amor a nuestra memoria y un regalo para las nuevas generaciones. Porque al jugar, no solo nos divertimos, también aprendemos a ser, a compartir y a sentirnos parte de una comunidad.