Pedagogía de la denuncia
Filosofía y práctica
Desde el paradigma educativo latinoamericano y afín a la corriente crítica-transformadora existen diversas prácticas que han ganado su espacio. Guayaquil ha sido cuna de una de ellas, una experiencia educativa desarrollada por cerca de 30 años en el Colegio Celestin Freinet de Guayaquil, consiguiendo emplazarse en la historia local urbana como un patrimonio cultural y científico intangible que sigue expandiéndose a otros espacios y difundiéndose mediante investigaciones, artículos de divulgación, conferencias, libros, tesis de maestrías y registros audiovisuales.
Siguiendo el estilo de las experiencias de Barbiana, Summerhill o Makárenko, esta práctica ofrece una perspectiva que renueva el legado de Paulo Freire, edificando un enfoque que se presenta como una resolución armónica de lo político y lo pedagógico.
En esta teoría, denominada Pedagogía de la Denuncia, la escuela es concebida como un movimiento social propiamente que se enlaza a la comunidad y a sus luchas. Mediante un colectivo de docentes comprometido y un currículo que promueve el entrenamiento diario de la lectura, la retórica y la militancia social, los alumnos van configurando una conciencia que extrema una superación del miedo para convertirlos en actores directos de la vida política y en ciudadanos sanos, críticos y libres.
La valía de este aporte se revela en que puede ser considerado también como un libro de Pedagogía General, pues lleva a reflexionar e interpelar concienzudamente a la educación misma al analizar dualmente conceptos como conocimiento y empoderamiento, currículo cerrado y abierto, educación como arte y como ciencia, militancia y docencia, inclusión y exclusión, estandarización y contextualización, contenidos y destrezas, entre muchos otros.
El libro está dirigido especialmente a docentes; no obstante, sus aportes son valiosos por el debate que interesan a filósofos, psicólogos, gestores y políticos vinculados a la educación.